A la consulta de mi novio vino una perra con leishmaniasis. Estaba en los huesos, vomitando bilis, sangre, pus y pedazos de intestinos. Su dueño, un perroflauta, tiene nueve perros más con sarna y leishmaniasis. Cuando le preguntaron por qué la perra no estaba vacunada contra dicha enfermedad, dijo que porque estaba en contra de las vacunas, que son un invento del Capitalismo. Ah, ¿Y en contra de ver a tu perra morir entre terribles sufrimientos no? ¿Y tener un Samsung Galaxy no es ser capitalista? ¿Eh, pedazo de hijo de la gran puta?Pero esto no sólo lo sufren las mascotas, sino los pobres niños que tienen la desgracia de nacer de dos escombros humanos. Cada uno que viva su vida como le de la gana, pero que sus hijos vivan en condiciones insalubres por culpa de ideas estúpidas es todo un atentado contra los derechos de la infancia, siendo uno de ellos el derecho a la sanidad.
Muchas veces se culpan a los inmigrantes de traer o "resucitar" enfermedades antaño erradicadas del Primer Mundo, pero yo ya estoy comenzando a dudar de ello. Más que nada porque, aunque los portadores de dichas enfermedades las esparzan, si los demás estuviesen vacunados no enfermarían.
Estos anti-vacunas son unos perroflautas snobs que se creen muy guays por ir en contra del sistema, y arrastran a hijos y mascotas con ellos. La no-vacunación debería considerarse un delito contra la salud pública, y a esta gentuza debería perder el derecho a tener hijos o mascotas, porque están demostrando que son unos irresponsables y que no están capacitados para cuidar de nadie dependiente de ellos.
Esta puta gente no llegará nunca a nada en la vida nada más que a morir reventado entre sus propias heces de perroflauta mugriento. Son unos retorcidos ignorantes y envidiosos que desprecian los extraordinarios esfuerzos de médicos y biólogos que dedicaron su vida a acabar con enfermedades terribles. Hoy en día ningún niño tiene miedo a que llegue el verano, pues es imposible que se contagie de polio, gracias a un investigador que probó la vacuna hasta en si mismo. La gente soberbia que desprecia la ciencia médica merece pasarse el resto de su vida en un pulmón de acero, con tal de que dejen de dañar a la sociedad que tanto costó a muchos construir.
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